domingo, 29 de julio de 2012

El Mayor conflicto...




Una cosa es sentir y otra cosa es creer.
En el reino de las tinieblas, vale más lo que se siente.
En el Reino de Dios, lo que vale es la fe.
Los sentimientos dirigen las elecciones y decisiones.
Son combustibles para que los sufrimientos viajen a la velocidad de la luz.
Por otro lado, Dios ofrece la fe como salida.
Ella es simple y poderosa para los simples, pero compleja y complicada para los complicados.
El simple y humilde de espíritu la entiende y en seguida toma posesión de sus beneficios.
Sin embargo, los sabios y entendidos son confundidos por ella.
La fe ha sido la revelación del Poder de Dios a los pequeñitos.
Tamaña es su gloria que, en el Espíritu Santo, Jesús exultó:
“Yo Te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así Te agradó.” Lucas 10:21
Pero los beneficios de la fe sólo son posibles para los que consiguen vencer los sentimientos.
Esa es la mayor guerra de los verdaderos discípulos de Jesús.
Si por un lado la fe garantiza que todo es posible, por otro lado exige que se venzan los sentimientos del corazón.
En cambio, en el mundo de los sentimientos vale todo.
Inclusive evitar conflictos y seguir la voz del corazón.
El mayor campo de batalla, entre el sentir y la fe, está en lo más íntimo del ser humano.
Y cada uno tiene que vencerse a sí mismo para prevalecer en la fe.

Señales de Bendiciones...


Dios me concedió una bendición en esta cosecha de 2012.
El año fue muy seco, tanto que en la mayor parte de los campos la cosecha menguó.
En muchos casos ni siquiera compensará retirar el cereal, ya que los gastos de la cosecha superan las ganancias.
No obstante, una tormenta salvadora que cayó en mis campos, en los primeros días del mes de mayo, y se limitó solamente a la zona de mi propiedad, posibilitó que yo hiciese la diferencia.
El empleado responsable por la balanza de la empresa que comercializará el trigo, estaba asombrado con la inusual calidad de la cosecha que estoy entregando.
Por otra parte, la parcela de tierra que fue beneficiada por aquella lluvia salvadora fue tan limitada que solamente por mi FE puedo encontrar una explicación racional.
Juzgue usted mismo, viendo las siguientes imágenes, que fueron capturadas antes de la cosecha de mis campos.
A su disposición.
Reciba mis más cordiales saludos.
L. Alonso González de Gregorio

sábado, 30 de junio de 2012

Gracias a Dios ¿Por qué?..

















Gracias a Dios por mi salvación,

Si no fuese por ella no tendría motivo para vivir.
Gracias a Dios por los sacrificios,
Debido a ellos conozco mi nivel de fe en Dios.
Gracias a Dios por las guerras,
Porque ellas revelan a los cobardes y a los corajudos.
Gracias a Dios por los aguijones en la carne,
Si no fuese por ellos, me acomodaría en la fe.
Gracias a Dios por los que me odian,
Si no fuese por ellos no encontraría fuerzas para luchar.
Gracias a Dios por las dificultades,
¿Cómo ejercitar la fe sin ellas?
Gracias a Dios por los traidores,
¿Cómo reconocer a los leales sin ellos?
Gracias a Dios por el problema nuestro de cada día,
Si no fuese por él, ¿cómo vivir en la dependencia de Dios?
Gracias a Dios por las injusticias,
Si no fuese por ellas, ¿cómo conocer al Justo Juez?
Gracias a Dios por las incomprensiones,
Si no fuese por ellas, ¿cómo entender la mente humana?
Gracias a Dios por los dolores,
Si no fuese por ellos, ¿cómo detectar un problema físico?
Gracias a Dios por las debilidades,
Porque ellas suscitan mis fuerzas.
Aprendí, en la cárcel, a hacer del limón una limonada.
Gracias a Dios cuando estoy triste,
Porque el Espíritu Santo me alegra.
Gracias a Dios cuando lloro,
Porque el Espíritu Santo me consuela.
Gracias a Dios por la muerte,
Porque ella libera la materia para asumir la Vida eterna.
Gracias a Dios por las tribulaciones,
Porque me hacen crecer en la fe.
Gracias a Dios por los disgustos de las injusticias,
Porque no permiten que mi indignación se adormezca.
Gracias a Dios por la soledad,
Porque hay más tiempo para mi Señor y Dios.
Gracias a Dios por mi esposa,
Porque tengo a alguien que soporta mis fallas.
Gracias a Dios por mis hijos,
Porque tengo cómo entender a mi Padre Eterno.
Gracias a Dios por los hijos en la fe,
Porque serán fieles en la continuidad del Reino de Dios.
Gracias a Dios por el trabajo de la salvación,
Porque me siento útil como siervo del Dios de Abraham.
Gracias a Dios por las piedras del camino,
Porque me dan experiencia en la fe.
Gracias a Dios por haber estado en el fondo del pozo,
Sin él no habría hallado a mi Señor y Salvador.
Gracias a Dios por los llamados y escogidos,
Porque ellos han hecho la diferencia.
En fin, por todo doy gracias a Dios porque todo coopera para el bien de aquellos que aman al Señor Jesús. Romanos 8:28

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